Me nutro del silencio, de esta euforia ardiente que vive dentro de mi,
estallando en mil susurros de luz, recorriendo sin prisas, este frágil cuerpo.
Emano sin pretenderlo, sin buscarlo, una ingenua sonrisa que muestra toda la felicidad que alberga mi corazón, Júbilo sembrado por ti, por tu grandeza.
Sentada en silencio, con los ojos cerrados, viajo hacia el origen de mi existencia, gozando plenamente del viaje... de nosotros.
Como papel de seda te envuelves en mi vastedad con cierto arrullo y suspendida en el abismo de esta plenitud, abandono toda lucha por conseguir una respuesta...
Naia Marlo