Hoy que llueve otra vez y en la bruma
se pierden los paisajes, te dejo mis versos,
mi amor (que ya no llora) y los hilos de agua en la rosa.
La lluvia en un cántico monótono que trae reflexiones
que parecen acuñarse entre las nubes,
y de a poco deshilvanan pensamientos
en madeja. Y caigo en la cuenta, por ejemplo,
que por vos he comprendido que mirar no es ver,
que a veces se miran las gotas al caer
y no se ve lo que trasciende, la humedad de la tierra,
el germinar de la semilla, el rebrote en árbol viejo.
Y veo que has dejado tatuada tu sonrisa en mis rincones
y en mis pequeñas cosas tu nombre estás presente,
no hay hora en que no vengas a mi mente
y tu música, nacida de los bosques,
canta sones de ilusión en mi ventana.
Que he sentido el nuevo viento en mi rostro y en mi cuerpo,
la brisa que me trae tu mirada y con ella tu dulzura
que acaricia, que envuelve en suave manto
mi alegría, como el arrullo azul de la paloma.
Y mientras se mueven perezosas las acacias y los pinos,
se esconden las bandadas con sus trinos
en el matorral que hacen las moras,
transita la gente somnolienta debajo del gris
de los paraguas… sigue la vida
y yo miro la vida y le sonrío.
Hoy que llueve otra vez y en la bruma
se pierden los paisajes, te dejo mis versos,
mi amor en esta rosa con lágrima de lluvia
y me adormezco abrazado a aquella estrella,
la estrella que elegí para vos en mi poesía.
(Hay algo que también se aprende
y es que hay amores que se viven
aún más allá de lo vivido).
Derechos reservados por Ruben Maldonado.
(Publicado el 30-10-2010. De mi libro “Caricias del Cielo” ISBN 978-987-08-0392-8)