¿Cuánto hace desde que conocí aquel amor sin igual?
pareciera que ha pasado mucho, mucho tiempo,
¡en mi corazón y alma llevo ese amor!
tatuado por siempre
¡más hermoso y sincero como ninguno!
¡mas inmenso que el infinito!
...recuerdo sus caricias...que sin pedirlas me las brindaba
¡cómo de alegría mi vida llenaban!
No sabía quién era ese ser que paz, tranquilidad y felicidad me brindaba.
Mi mundo se formaba de caricias, dulces palabras y bellas canciones que arrullaban mi sueño y calmaban mis inquietudes.
Esa voz…esa voz que siempre me acompañaba y que mis miedos alejo
¡yo la amaba y la deseaba a cada instante!
Pero… ¡esa voz!
¿De quién era?
A pesar de la oscuridad en que me encontraba, esa voz le daba paz a mi corazón y alma…sus caricias me hacían sentir segura ¡miedo no tenía!...ella conmigo estaba.
Pero un día…¡algo me arrastró hacia la luz!
Nueve meses habían pasado –a alguien escuche decir-
Sentí…sentía miedo… temor… alegría… felicidad
¡era un torbellino de sensaciones que invadían mi mentecita!
¡tenía miedo de abandonar mi refugio en donde me sentía segura…protegida!
¡me negaba a abandonar mi refugio!...pero…¡esa voz!...
esa dulce y tierna voz me dijo “te espero con ansia”…“deseo abrazarte, besarte, conocerte porque aun sin conocerte te he amado, deseado y esperado siempre”.
¡El miedo, el temor que sentía de pronto se disipo!
¡yo también quería conocer a la de la dulce voz!
¡Yo también ya le amaba!.
¡Mis ojitos! …Algo cegaba mis ojitos…sentí que algo me jalaba y de mi refugio me sacaba.
Tenía miedo..frío…nada podía tocar, algo de mi broto, un ruido raro que no había escuchado -ahora sé que se llama llanto-
¡Ay yo quería a mi refugio volver!
Pero de pronto sentí que alguien me asía…sentí unas manos…toque una piel con todo mi yo, me sentí feliz, a gusto sin saber porqué.
El olor que su piel emanaba…era el mismo… ¡el mismo de mi refugio!
Y esa voz -que ya antes había escuchado- produjo en mí calma.
Al principio no la podía ver, pero... ¡no me importaba!
¡podía tocarla!
¡sentirla!
¡olerla!
...escucharla cuando al oído me decía
¡te amo!
¡yo soñaba contigo mi bebe!
¡eres mi más grande tesoro!
¡pedacito de mi alma y corazón!
Más no paso mucho tiempo y pude conocer a la de la dulce voz
¡qué hermosa!...jamás había visto algo tan bello
una diosa ¡mi diosa de dulce voz!
¡brillaba más que el sol!
¡Oh que gran alegría sentí al conocerla!.. ¡mi corazoncito galopeaba de alegría!…
¡mis manitas su rostro acariciaban!
¡ella era mi diosa!
¡sus brazos mi mundo!
¡su voz mi paz!
¡mi vida!...Mi amor era todo para ella.
Cuando miedo sentía y lloraba para llamarla -no sabía cómo se llamaba, le decía “la de la dulce voz- me tomaba suavemente en sus lindos brazos, me arrullaba, me decía que me amaba, que ella siempre a mi lado iba a estar, que no tuviera miedo porque siempre me cuidaría y me cantaba bellas canciones
¡mis miedos espantaba! y tranquila me dormía.
Pero…también le llamaba “la de los cariñitos”
ahhh es que como me mimaba…me acariciaba…me besaba
¡una y mil monerías hacia para escucharme reír!
A veces…¡hasta sentía que mi corazoncito se me iba a salir de un brinco!...de tanta alegría que me hacía sentir.
No paso mucho tiempo y supe que mi diosa, la diosa de la dulce voz…se llamaba ¡mamá!... ¡mamá!
Jamás en mi vida había escuchado…ni pronunciado más dulce…tierna y bella palabra
que tanto amor le produce a mi corazoncito… ¡mamá!
Mamá…que al pronunciarla me sabe ¡más dulce y rica que el chocolate!
NM de la Rosa