ARDIENTE VERANO
Yo me encontraba absorta meditando
hilvanando los hilos del hastío y de la melancolía
me imaginaba un mundo alegre y lleno de encanto
en donde siempre se goza y existe la alegría
cuando de pronto llegó hasta mis oidos
el sonido de un arpa, armoniosa y soñolienta
que entonaba una hermosa melodía
acompañada de una guitarra, resonante y trémula.
Era una ardiente noche de verano
de esas en las que el amor se entrega placentero
y yo observaba atenta a los enamorados
cuando se entregaban unos furtivos besos
y sutilmente se tomaban de las manos
eran de esas parejas que se aman sin temores
y que solitarios y mudos cuentan las estrellas en el cielo
y disfrutan de su idilio en un jardín de flores.