¿Qué pensar de aquellos que sufren,
la tortura de vivir su propia muerte?,
un fin en vida que lloran y que cargan,
con los pecados que en espíritu estimularon
enceguecidos por la luz de la lujuria,
la avaricia, la pereza, la ira, la envidia
la gula y la soberbia; o cualquiera de ellos
Estos pecados que alientan al hombre perdido
en aquella luz del destino
que lo sepulta en la nada absoluta.
CARLOS A. BADARACCO
8/5/12
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