Hubo un tiempo, Padre,
en que todos me pensaban,
los arcanos y silicios
hasta mi mismo.
Se creían dioses,
cuadros hermosos de otras eras
y en mi nombre
fuéronse dando.
En cuanto me muera
y nadie me recuerde
comenzaré tranquilamente
a pensar en ellos.
Puede que como hermanos,
puede que como hijos,
puede que como todo
sólo soñando.