Aroma de jazmín a medianoche
Sonriente frente al ordenador
Con grácil y delicada femineidad
Iluminabas el cielo de amor.
La cascada de tu pelo corría
Dócil, cascabeleando en tus hombros,
Es que con un detalle en la frente
Y de tu ternura, matado quedé
Tu carita tan de niña traviesa
Sonrosada, tímida y pícara
Gracia de duende y ángel a la vez
Me dejaste sin voz, como vos sabés
Tus modales me turbaron, y tuve…
En mi boca, ríos cautivos de versos
Para mojar tus playas, con mis besos;
¡Madre mía... cómo me conmoviste!
Un pastel de moras era tu boca
De labios carnosos y deliciosos
Tan ricos ellos y apetecibles
Vencieron las ganas y los probé.
Mas guardo un tesoro que hice mío
Pegando en el centro de mi corazón
Tus ojos de gacela enamorada
Que cuando los miro, vivo.
Con la mirada recorrí las orillas
De tu arrogante cuerpo de orquídea
Perfección de flor jamás encontrada
Ni en los lienzos de los artistas.
Tus manos de luna tejían poemas
Con letras de oro encantadas,
tragado de amor te miraba,
Y en secreto tus besos deseaba.
Octubre, vestirse de gala quiso
Y admirarse así en tu cuerpo,
En tu cumpleaños lució elegante
En tu traje perla de fina seda.
En noche de embrujo y de encanto
La novia del amor enamorada
La mujer más querida y amada
Ríe tan feliz que es mí contento.
Pero nos ganó el tiempo amor,
La espera, la rutina y otras cosas,
¡Así de ti hoy sólo me queda…
El más bello de los recuerdos!
Delalma
Sábado, 11 de febrero de 2012