Insomnioptera

Hasta que el mundo entierre todos sus muertos

Qué más nos queda, amor,
Lo que nos separaba No era el mar
sino un abismo negro
donde sólo el vacío hallaba sitio.
Y ya no quedó nada que decirnos
No me quedaba nada que escribirte tampoco.

 

Abrimos un gran amor en las puertas del sueño
Lo dejamos morir de despreocupadamente:
Dejamos que tus sueños,
que otros sueños y el mundo lo enterraran en vida,

por eso

 

yo te voy a querer hasta que el mundo obtenga su sentencia,
(deje su testamento y abra paso a las cosas que vinieron) después
que nada importe ya
que todos los errores se perdonen.

 

Voy a llamarte un día de cada mes
y voy a preguntarte

por tus libros, tu novia,

tu ciudad… 

y a decirte: qué haces,

cómo ves?
cómo estás?
aunque sabes y sé, seguramente,

que estamos lejos

y solos

y no existen los puentes

infinitos…

 

Sabes que no hay deseo

irreductible al tiempo

Sabes que ya no hay ira irrefrenable
ni odios que no se quemen en el fuego del beso
y del abrazo, amor,
abrimos un gran amor en las puertas del sueño

 

y ya nadie sabrá las cosas que te digo
hasta que el mundo

(y todos sus recuerdos)

hayan muerto (intestados)

en una cama fría de hospital


y ya nadie aparezca reclamando sus cuerpos
y no quede lugar para enterrarlos.

 

Voy a seguir hablándote en idiomas secretos

en palabras pensadas para ti

 

hasta que todo  pueda

hasta que todo pase

hasta que el mundo entierre todos sus muertos
y todo haya pasado y tú me puedas decir

-sin temor a dudar-

(sin temor a mentir)

que hemos sido capaces de superarlo todo.