Mi Madre, eternamente extrañada
por la anuencia de mi resignación.
I
Estoy hecho de ti, madre
y no creo que sea menos;
nácar collar que pende
sobre el mástil que depende
de los pasos ajenos.
Dudo que me descuadre.
II
Ya no hay platos sin fregar,
no te fuiste sin lavarlos.
Críos, sembradíos;
no has dejado terrenos baldíos
sin probarlos,
predispuestos al bregar.
III
Los columpios, ahora
se mecen solos,
cortando el aire que les trilla;
no resbala en mantequilla
quien evita los émbolos
y tus consejos atesora.
IV
Madre, ansioso de saberte
en tu perchado nicho,
rompiendo todo capricho
y alejada del chipo;
que con su chagas de anticipo
degeneró en tu muerte.
V
Te guarden bien los ángeles, en donde estés,
como yo en mi dolor;
sintiéndome un cuadro sin color
a las letras me dediqué
y sí me preguntas - ¿Porqué? -
digo – ahora cuento la vida al revés –
EPEV- Poerrante