Luis Rayo

10 DE MAYO

Desde la cuna siempre has sido amada,

te venera el viento y las sonrisas de los ángeles.

De entre las azucenas surge tu figura maternal

por encima de lo que pudiera ser material,

más el brillo de tus ojos se mantiene siempre virginal.

 

Eres todo, luz de día y estrella de noche.

Grandiosa por el universo pasas como la Vía Láctea,

derramando el néctar sagrado de ambrosía.

Eres amor, sin fronteras ni tiempo.

Tus desvelos y cuidados con ojeras alargadas,

se reflejan en la fortuna de tu descendencia.

 

Si, eres madre por encargo de Dios.

Eres como la tierra que da frutos y esperanza,

que da vida y protección,  

que apacigua rayos y tempestades,

y ante la fuerza telúrica con música de cuna

le cantas a la inmensidad.

 

No hay ternura más grande que la que tú tienes madre,

pues las gotas cristalinas que de tu frente emanan,

se ven enaltecidas cuando a la mesa llevas el pan de cada día

reflejando en tus ojos solo agradecimiento

por el milagro de crear un nuevo ser.

Eres la mujer que lo ve todo.

Que lo comprende todo.

Que lo da todo.

A ti madre, mi gratitud eterna,

como eterna es tu figura inmortal.