Solo son ecos,
de una vida ya pasada,
en la cual era gloria
a cada palabra vivida.
Momentos vividos
como si fueran
los últimos recorridos
sin pensar en el interior
que paso era el anterior.
Pero ahora todo calla
todo esta en calma
en un extraño silencio
del cual ni el mismo viento
el cual antes, susurrante,
motivaba a palabras
y ahora un vacío,
un dolor, y un olor
a cuerpo podrido
que infecta este espacio
tan primitivo.
Antes eran dulces palabras,
eran sonrisas que cautivaban,
eran adornos y juegos
sin malicia y con gracia,
pero ahora todo aquello,
ha sido devorado
por el más terrible de los silencios,
el cual ya no adornan las palabras
como joyas a un castillo,
sino que se es escueto,
y sin aquel sentimiento,
apartándose de todo aquello,
y dejándose consumir de nuevo
por aquella oscuridad,
que le espera con impaciencia
y con los brazos bien abiertos.
Cada día que pasa,
se estremece más mi alma,
pues tengo por seguro,
que un día mi vida se acaba,
y no por lúgubres enfermedades,
o terribles y mortales males,
sino que mi soledad,
arrancara mi alma
y la llevara lejos de todos
estos tediosos lugares.
No soy nadie,
No soy nada,
sino polvo,
tierra y paja.