Divino tañido del más sublime canto
habitado a deidad de tu seno blando
purificado anegará todo fauno llanto.
Contigo ningún mar divisaré distante
siempre tus alas entre azules oleajes
levarán mi barco indómito y cobarde.
Con acariciante parpadeo manas rosas
y un ave perfumada es oda de tu boca
que aparta de la vida vaga y soporosa.
Y tu espléndido corazón en vides puras
enjaulará penas que al alma conturban
donde sosegados los males poco duran.
Tú que toda lid con valor y amor asumes
y limpias todo lodo que infeliz... yo pise
aunque ingrata el alma... tú le alumbres.
¡Madre!... maravillosa… ¡tan indefinible!
… ¡¿Con cuál palabra justa te circunscribo
si a rebosado leño de tu abrazo límpido
en riqueza inefable siempre he vivido?!...
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Bogotá D. C. Colombia.