Caerán los años
con una gravedad inconclusa
como a punto de
quebrar.
pero…
si esa boca que entenderá mis silencios
al hablar
y al escucharme
-realmente-
mirara
la mirada perdida
de aquellos niños
que miran la lluvia estampada
en el vidrio de sus ojos
entonces
sabría que en el mundo
no existe ese equilibrio
del que tanto hablan.