Hoy mi ciudad de poeta
está triste,
sus calles amanecieron grises
con cientos de palabras
atolondradas
que vertidas fueron por quien creí
mi musa,
¡la que hace tiempo esperaba!.
Hoy mi ciudad de poeta
está triste,
en las paredes de mi alma
todo se ha vuelto gris,
a mi ex musa
no la reprendo,
no la reprimo
no bebo el más mínimo sorbo de rencor por ella,
solo ¡ay! solo por ella
intento apaciguar
este inmenso apretón de pecho
que me dio su frase: “hasta siempre”,
se volvía como esclava a su pasado
con ese amor de oro falso que nunca la quiso
pero que se sabe dueño de sus terrenos féminos.
Hoy mi ciudad de poeta
está triste,
ante esa imagen inesperada
de una mujer toda musa,
de una musa, toda mujer,
que parte sin darme
dirección de su reencuentro,
marchándoseme como se me ha ido
a vivir en su pasado por miedo al futuro conmigo,
sin querer saborear más
la miel que le dan mis sentimientos escritos.
Hoy mi ciudad de poeta
está triste,
y no se si botar la llave
de su entrada principal
o guardarla en espera de su regreso
o quizás ponerla en la vidriera de mis ojos
para que otra mujer pueda verla
y quiera hacerla suya
como la musa
que para mi ciudad de poeta quiero.