Te amo pensamiento, con los ojos cerrados, casi te puedo sentir, soñando te abrazo, hablo contigo, paseamos junto al lago, bajo frondosas arboles, miramos los peces rojos en su inquietud, las flores de nenúfares, abiertas, como si esperando un saludo nuestro esperan. Por los senderos, paseamos, de manos dadas, mirando la la maravillosa vegetación, a nuestro entorno, solo con la música de los pájaros, como si de un idílico sitio se tratara, te amo, como siempre te he amado. ¡Te quería tanto! Eras mi ilusión, mi futuro, eras el desconocido, que vivías en mis sueños. A mi manera de ser, encogida, avergonzada, intenté que me vieras, esperé un gesto, una caricia, algo que demostrara que sabias que yo estaba junto a ti y que en tus manos estaba mi felicidad. Años y años, lo he esperado.
Nunca lo he sentido, nunca tuve tu atención ni tu cariño, nunca me cogiste en el abrazo que yo deseaba. Así como tus besos. Años y años esperando, años y años, deseando una demonstración de tu amor. Y nada. Pero nunca he perdido la esperanza, hasta que el desgaste de ser algo que nada te decía, me fui alejando y dejando de esperar.
Siempre junto a ti vivía, pero nada nos unía, solo la rutina, era la que te hacia todo, era la que sujetaba el hilo frágil de una unión sin sentimientos, un haz de cuenta, para los demás.
Tú lo sabes mejor que yo, que es verdad. Pero aun te amo, hablo de ti, aun te amo y sueño contigo en jardines casi encantados, porque te quise, eras mi hombre, para toda la vida, mi compañero. Son eses momentos que guardo dentro de mí y que me hacen casi olvidar la soledad de mi vida junto a ti.
Poe veces, pienso que eras así, que no sabias amar, que nunca te apasionarías, porque no sabias lo que era.
¡Como me arreglaba antes que llegaras a casa! Quizá esperando un elogio, algo bonito de tu parte, pero con tu semblante ceñido, nada decías y la televisión era tu compañera.
Esmerándome hacia comidas buenas, flores en la mesa, intentaba empezar una conversación y tu casi no contestabas. ¿Sabes? Nunca te has dado cuenta, pero he llorado muchísimo, sufriendo, por no entender, tu manera de ser. Pero te amaba, deseaba que cambiaras, aun hoy tengo la veleidad de tener esperanza que a donde estés me quieras un poco, solo un poco, o como en mis sueños me quieras mucho.
¿Sabes? Aun me duele el corazón, por no haber conseguido cambiarte un poco o sembrar en ti el don de amar.
Momentos hubo que dije que nunca te iba a perdonar tu indiferencia, hoy en la noche silenciosa te pido ayuda, para mis problemas, como si fuera el principio de nuestro conocimiento, hablo de todo lo que hago, como antes, cosas que ni yo propia entiendo, o mejor ya he entendido, que si no me haz demostrado amor era por tu incapacidad de hacerlo, bien en el fondo de ti algo sentirías por mi. Quiero pensar así. Quiero poder cerrar los ojos y pasear contigo en el jardín que he deseado tener junto a ti.
Aquí me has dejado, mas sola aun que cuando estábamos juntos, con una cruz tremenda a mis espaldas.
Ayúdame, si puedes, no te pido amor, ni cariño, solo tu rectitud que siempre la tuviste y seriedad, sé que me has defendido siempre de los ataques de los demás, hazlo ahora, lo necesito, tanto como el amor tuyo que nunca lo he sentido.
Que el cielo te envuelva en una manta de paz, que tus ojos claros nunca pierdan la visión del mal que me están haciendo, porque tú ya no estás.
Volver sé que no puedes, pero por lo que te he dado y sacrificado, ayúdame.
Oporto, 12 de Mayo de 2012
Carminha Nieves (Carminho) como me llamabas.