Armando Cano

AGONIZO, DESFALLEZCO

 

 

 

A las puertas del infierno

me has encadenado Sandra mía.

A las puertas del infierno

y sin saber por qué.

Al negarme tus ojos,

tus caricias y tu vida.

Al negarme tu alma,

tus cabellos, tu cocina.

Al saber tu rechazo

me llenaste de ira.

Me causaste desgracias,

me hiciste enloquecer.

Sandra mía,

Sandra mía ya no me hagas padecer.

Regresa a mi lado… ámame, á

mame igual que en mis sueños de ayer.

Sé que también tú me necesitas,

que vives extrañándome también.

Tanto o más, pero no igual que yo.

A las puertas herméticas del infierno,

del olvido, del desprecio, de tu indiferencia

es donde hoy me encuentro.

Agonizo, desfallezco.

Sandra, escúchame Sandra,

mi corazón aun late por tus manos,

por tus pechos, por tus labios.

Late quedamente desde el día en que me negaste,

desde el día en que no sé de ti.

Sandra eterna

regálame el más pequeño de tus lunares.

O tu cabello que rebelde no se acalla,

que grita, que estalla exigiendo libertad.

Sandra la de manos culinarias,

la de múltiples lunares,

la de alma envuelta en piel.

Consola ya a mis ojos,

a mis labios temblorosos,

a mis sueños casi rotos.

No seas flor de invernadero,

dame del calor que hay en tu ser.

 

 

© Armando Cano.