Bastó una mirada única y brillante como la estrella más hermosa, para desear con todo mi ser conocer tu historia
aunque triste, sin final y dolorosa para quizás conseguir que tu angustia acabara.
Bastó de ti un sencillo beso,
dulce, inseguro e indeciso, posando tus labios en los míos haciéndome revivir lo que creía perdido para, en vez de salvador, terminar siendo preso De tu cuerpo y tu alma, los mejores carceleros