El día languidece gris ,callado y mustio .
Su rostro macilento enmudece suave,
resignado y bañado en gélida calina.
Mientras mis labios lívidos se resignan.
Aún no se ha refugiado en su nido
el ave diurna cantora, mas silente
espera la llegada de las frías sombras.
Entretanto tanto yo agoto mi mirada
Afuera la tétrica figura de árboles que agonizan ,
modelos lóbregos de la renegrida noche que llega.
Entonces como una imagen borrascosa y aciaga
cae la noche sobre mi melancólica velada