El pobre ratón
está desesperado,
van a ser las dos
y aún no ha almorzado.
A las doce del mediodía
Todos tomaron su almuerzo
Y él quedo sin su comida
Por algún entuerto.
El ratón odia el progreso
por esas comidas congeladas,
él prefiere su acostumbrado queso
Y comer las sobras de la almorzada.
No hay duda, van a ser las dos,
y no hay en la cocina movimiento…
Tendrá que huir el pobre ratón
a buscar en otro sitio su alimento.
Alejandro J. Díaz Valero