Había una vez, hace muchos, muchos años,
una tierra verde y colorida,
donde todo seguía su proceso natural,
llovía lo suficiente como para regar las plantas,
rociar las flores y humedecer la tierra
para que no se resquebrajara.
Después de la tormenta venía la calma,
y el sol salía, resplandecía, y con sus potentes
rayos secaba charcos. Evaporaba el agua,
que cual sublime humo subía a alimentar
las nubes y a preñarlas con el fresco líquido,
que al cumplir su proceso bajaba de nuevo
a la tierra, como madre dando a luz un nuevo ser
para poblar el planeta…
Pasando el tiempo, llegó el caos
gracias a la depredadora mano del humano,
quien irracionalmente ha hecho cosas tremendas
para descontrolarme y hacer de mi un mundo distinto.
Hoy, las estaciones se presentan en forma rara,
llueve en verano, nieva en primavera y hasta en otoño,
mis ríos crecen tanto que se salen de su cause
y arrasan con todo lo que encuentran a su paso,
los árboles se despojan de sus hojas
aún siendo primavera, las flores han cambado de colores,
el día se ha hecho más corto,
el cielo luce gris lleno de negros nubarrones
que anuncian constantemente una fuerte tempestad.
Por ello amigos míos, quiero contar con ustedes
para que me cuiden, porque de lo contrario
en pocos años desapareceremos todos del universo,
no talen, no quemen, no echen basura a los ríos,
ni en las calles, eviten hacerme daño,
porque no solo me lo hacen a mi sino a todos ustedes.
No permitan entonces que este cuento termine
con un colorin colorado para toda la humanidad….
Apiádanse de mi y de ustedes!