joaquin Méndez

¡Dios mío! Tanto que la ame y la amo.

Aquí estoy bajo tus alas, si, bajo tus alas,

 porque yo soy una de esas almas

nostálgicas y triste, un alma lastimada, dañada,

enamorada, solitaria y desvalida.

 Y es que a mí el amor

sólo me ha servido para dañarme,

no sé si el amor o su entorno,

sé que me ha dañado y mucho.

 

Este amor, el poco tiempo que duró

 me hizo soñar reír y cantar,

este amor que era mi vida,

mis sueños, mis ilusiones, mi aire,

 mi luz y mi todo, sólo me ha dañado.

 

Yo que la veía en cada destello de luz,

en cada gota de agua que caía con la lluvia,

en cada ola del mar, en cada brizna de polvo,

en cada estrella, en cada pétalo de rosa,

y sobre todo en cada atardecer.

 

Estoy aquí bajo tus alas, donde quiero cobijarme

del frio de la soledad, del miedo al olvido,

pues a pesar de todo no quiero olvidar,

no quiero olvidarla,

presiento que ella no quiso dañarme,

Ella, Ella me amaba…

 

A ti amiga mía, me entrego en cuerpo

y alma para que tu sincera amistad

sea el remedio para mis dolores

y mis penurias de desilusión y abandono,

 que seas el bálsamo para mis heridas,

el agua para mi sed y la luz para mis ojos,

estos que tengo ciegos de tanto llanto.

 

¡Dios mío! Tanto que la ame y la amo,

 la adore y la adoro, y, ahora…

Mira mis ojos y sabrás que estoy sin ella.

Tal vez no supe amarla,

 o el amor me cegó tanto,

que no vi, el desierto y las víboras

bajo la arena de nuestro entorno.

¡Ya nada importa!

 

¿Para qué vivir?

Si estar sin ella no es vida,

¿Para qué ver?

Si mis ojos solo eran para ella,

¿Para qué la cómida?

Si yo me alimentaba de sus labios,

¿Para qué lastes corazón? 

Si íbamos al ritmo de su risa

y ya no la escucho.

 

Déjame estar aquí bajo tus alas,

éstas que acaricien mis desvaríos,

mis demencias, mis trastornos mentales,

mi locura, pues ahora soy un hombre loco...

 Ella era mi cordura.

 

Autor: Joaquín Méndez.

15/05/2012 13:57.

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