Hay días en los que me siento al final de las horas presuroso de volver a ti, a nosotros, al roce con tus labios sabor carmesí. Y en otras semanas más, recuerdo el umbral en tu cuerpo y la fuerza de algodón al estrechar, más que nuestras siluetas, nuestras almas perdidas en un lecho iluminado por la oscuridad en el fondo de un volcán. Mas ora estoy arraigado al disgusto de las fracturas de un tiempo orientado hacia el caos. Pero qué más da mientras tus labios estén conmigo, tus labios de ti para beber, beber y beber de nuevo tus labios sabor a mujer.