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Puedo escribir los versos más tristes esta noche,
aunque duerma Neruda en un estante polvoriento.
Ya me hastía tu ausencia cuando estás conmigo,
tu ridícula originalidad,
tu hostilidad ante la vida…
Siento el reclamo imperioso de los cambios,
el gozo de la fe en lo prometido.
Puedo escribir los versos más alegres esta noche,
mas debo esperar la primavera de mi alma
para entonar canciones por la ausencia,
la originalidad,
la vida…
Desempolvaré entonces los estantes detenidos,
abriré de par en par las puertas a Neruda
escribiré versos alegres noche y día.
No me sentaré en los portales
a brindar por desencuentros,
pero
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.