ALVARO J. MARQUEZ
LO QUE PUEDE EL AMOR
El día de hoy tiene otro color/ según lo que en mi vida aprendí,/ cuando brindar por el amor/ es lo mismo que brindar por ti.
Que de pronto ya las cosas nos parezcan tristes,
o que nos dé alegría cualquier cosa que veamos,
que nos mate la nostalgia porque existo, existes,
que nos parezca bello algo que ayer ignoramos.
Que alguna canción específica nos haga suspirar,
que seamos de lo más cursis y nada nos importe,
que toda palabra de amor que lleguemos a gritar
por el camino entre dos almas se nos transporte.
Que no esperemos la noche para tan sólo dormir
o que querramos dormirnos para más no pensar.
Que "te amo" seamos capaces mil veces de decir
o que nos atrevamos lo mismo mil veces a negar.
Que escribamos poemas con su nombre y apellido
o que un anónimo o anónima sea tal vez la musa.
Que lo mismo nos alcance un recuerdo o el olvido,
que amar sea una bendición y no amar una excusa.
Que nos vistamos especialmente para una persona,
que hasta planeemos cómo vamos a comportarnos.
Que nos duela mucho cuando alguien nos abandona
o que no nos llene suficiente quien vino a buscarnos.
Que nos identifiquemos bastante con alguna historia
o que nunca de ella deseemos ser los protagonistas.
Que ningún detalle de alguien salga de la memoria,
o que de ese alguien no deseemos ya tener ni pistas.
Algún poema de amor muy triste o alegre componer
o que para escribir una letra ya no haya inspiración.
Que pensemos de la esperanza si puede o no haber,
que lloremos y no sepamos si puede existir perdón.
Que algún abrazo como el agua podamos necesitar
o que tengamos el valor de rechazar esos abrazos,
que caigamos y tengamos fuerzas para continuar
o nos falten esas fuerzas para soportar los fracasos.
Que coincidan nuestros sueños, nuestras fantasías
o que no haya ya más sueños en la vida de los dos,
que incluso dudemos del Creador en ciertos días
o que nunca concibamos el amor sin que exista Dios.
Que tú seas por siempre tú y que yo sea siempre yo
o que por el destino, quienes somos dejemos de ser,
que compadezcamos a aquél que sin amar se murió
o que admiremos al que nunca supo vivir sin querer.