Me declaro incompetente
de rehusarme a la aventura de quererte
de escapar de tus labios de mirra y tus besos de incienso
Incapaz de resistirme a la locura de tu nardo perfumado
quiero desfallecer, extasiada, en los frutos de tu huerto
y renacer , exultante, entre tus brazos.
Me declaro incompetente
Inhabilitada eternamente de obrar en contra de tu voluntad
de rechazar tus blancas manos recorriendo mis colinas, complacientes,
Tus ojos descubriendo uno a uno los racimos en mi vid
para dejarlos deshacerse entre tu boca volviéndose vino y miel.
Me declaro incompetente
Soy una débil hoja que tu viento sopla
Soy el ardor que en tu pecho brota
Soy el fulgor que enciende tus pasiones
Soy el albor que resplandece en el filo de tu sombra.
Me declaro incompetente
de cualquier otro interés que no sea amarte
Pagaré las debidas costas a quienes quieran juzgarme
por amarte más allá del amor que me brindaste
Empeñé mis valiosos tesoros acuñados en versos,
hipotequé las reliquias cuantiosas de mis caricias
En mora estoy, en bancarrota me encuentro
Me declaro incompetente
Ya no puedo darte más, sólo me resta implorarte
¡Abusa de mi debilidad, y de mi vulnerabilidad
Antes de que algún tribunal me declare inimputable!
Maria Ferretti Gaich