Oscar Perez

Desenmascarado

Desenmascarado

 

No me pidas fragmentos, no me pidas

ni la historia completa ni el fragmento,

porque no tengo historias ni fragmentos,

tan sólo desnudez, que es lo que canto,

tan sólo soledad, que es lo que lucho

por poner a tus pies, envuelta en trapos de oro.

no soy, ¿no ves?, no tengo ni cintura,

ni espalda ni limones ni estornudo,

soy lo que fluye de la noche en la que habito,

sombra en la sombra de mi bestial palabra,

lobo que aúlla sin domar, pero en el lomo

marcado el apaleo del olvido más violento,

pegados los latidos de una caricia arrobadora

y entre los dientes pus y sangre y sanguijuelas

para morder la mano que de su hambre me alimenta.

No digas que yo fui el del abandono,

no digas que yo abrí mi lista negra

y puse corazón y puse vísceras en ella

y puse el gran silencio de un matadero clandestino,

de una morgue sin luz para los besos que me hurtaste,

de una autopsia feroz para las lágrimas que aún laten.

Quieres de mí, no sé qué quieres, si supiera

qué quieres tú de mi, si tú supieras

qué quieres de los dos, de ti, primeramente,

con esa cara sin piedad vuelta de espaldas,

con ese paso ya a lo lejos, aún huyendo

o ya salido de mi alcance y al alcance

de mi conflagración ante esas huellas en que sangro,

de mi consternación en del espacio de tu ausencia,

que crece y cava en mi como un disparo de silencio,

como una jarra de mil sombras recién vertida por las calles,

como un agujero negro en el más profundo y terso olvido.

Y es que tampoco estás, y no me amas o eso dices,

por eso yo no soy, pues soy tu amor y tú quien calla.

 

15 05 12