(soneto)
He penetrado sensual en tu oído
sigiloso tal vez y compungido…
No quiero hacerte daño con mi beso
pero lo dejo ahí ¡mientras susurro…!
Un te amo profundo -mientras discurro
mi palabra muy tenue en el exceso-
¿Y qué te he dicho no sé? Estoy expuesto
a que repitas por mí aquél murmullo
¡que te eriza la piel! Es un barullo
incontenible quizás. No hay repuesto
para los momentos que compartimos.
Y por ello balbuceo en tu oído
vocablos del ayer que ya vivimos;
por lo tanto jamás nace el olvido.
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Sergio Jacobo “elpoetairreverente