Aprendo de las humildes sonatas que el viento susurra a mis espaldas. Aprendí a escribir inspirada en el amor y no solo dictada por el afecto o resentimiento simplemente. Aprendo bajo la mirada humilde de aquellos dadores de sabiduría que encuentro en mi morada. Aprendí a escribirle a la vida de ida y vuelta conforme al alba se esparce con el rocío. Aprendo de aquellas pupilas de infante llenas de asombro y sorpresa atenuante. Aprendí a ser criticada y alabada por la mirada tierna y despiadada de los que gozan de admirar lo que se expresa del alma. Aprendí de mis errores y de los tuyos como si fueran parámetros para la perfección de mis acciones. Aprendo de ti, de ellos, de nosotros, de ustedes, pero sobre todo de mi misma. Aprendo a aprehender día a día plasmando el alma sin buscar aplauso que proclame mi orgullo. Aprendí a cantarle a mis experiencias para contártelas a ti, a todos, y encontrar aprendizaje en mis odas de vida. He aprendido, y aprendo de ti, de ustedes mis maestros que me regalan inspiración para narrar esta citas. DeL MaR