Decisiones sin explicación hielan
la sangre, misma para tratarla
forzando el corazón para no coartarla
y circule, pues las plaquetas se congelan.
Y el pensamiento de las cosas que se anhelan
mantiene una lucha con el corazón,
porque insiste a pesar que muere la ilusión
obtenida con la mayor esperanza;
esa, que en su intento nunca alcanza
la felicidad soñada adjunta a la pasión.
Así fue que hubo una creación
iniciada con cariño y con paciencia,
pero el desespero de una creencia
de un amor que se juraba sincero
optó por prevalecer el despeñadero
demostrando su gallardía de inclemencia.
Ha sido roto todo existir de lo decente,
más... si jamás pudo explicarse
la huída sin adiós aún por detallarse
y que revela... mejor..., tu acto de inclemente...
Alviz Neleb
Mayo 17 de 2012
11:15 a.m. - Jueves