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A rastras

La obligación puso en vertical su cuerpo

a rastras logró llevarlo de habitación en habitación

intentando desperezar el sueño

preparó el néctar negro

pero ni el brebaje resultante

ni el humo acompañante

lograban vencer al cansancio

hoy el horizonte no lograba atraer su atención

comenzó

lentamente

a vestirse

burdo disfraz para sus cansados huesos

cuando una duda le tomó por asalto

y

aún soñolienta

buscó el reloj...

tic tac...

...3.51 a.m.

¿¿??...¡¡!!...

¡Vaya si hay sueños que parecen tan reales!...

sin grandes esfuerzos

regresó a su añorada horizontalidad

y volvió a perderse en los brazos de Morfeo.

Una siesta después apagó la alarma

(esta vez era cierto)

repitió el ritual del café y el cigarrillo

para esperar el amanecer

y

un suspiro más tarde

inauguró su día con una sonrisa.