Tras las nubes de este cielo,
tan carente de entuciasmo,
los acordes se hacen versos,
y el amor, color de encanto.
Habrá soles en mis ojos,
aunque nadie me ha mirado,
y en mis manos obradoras,
que jamás han abrazado,
una meta enardecida,
de razón y de milagros.
Me despido de estas letras,
que divagan en mi amparo,
mis sentidos que sollozan,
dormirán siempre anhelando,
un mañana que me aclare,
un futuro que acompañe.