Reinaba la alegría
la felicidad en el hogar,
noches que se visten de paz,
oh mi amada,
dime que tus ojos no
se apagan, en esta mañana
amarga,
Una vida de amores
y se terminan las ilusiones
destino,
que terminas rompiendo
los corazones.
Tu que eres olvidado
y sin llamarte asechas
entre las sombras,
y con tigo la tristeza.
Un camino de sueños rotos,
de pensamientos,
un despertar sin sonrisas.
Andábamos una senda,
de felicidad, ahora son lagrimas.
Entre el dolor y la alegría,
hay una distancia desconocida...