Ayer disfruté al fin
de un minuto de silencio,
se lo dediqué a una amiga
que por años me acompañó.
Y bailaba conmigo,
yo la imitaba,
y esa voz hermosa
a mi alma acarició.
Y yo que muero de miedo,
en un minuto de callada quietud,
disfruté ese silencio,
que estuve a solas,
ese minuto que le dediqué.
Y llegaron fantasmas,
llegaron murmullos,
de ese mutismo me desprendí,
corrí hasta la sala
y busqué sus discos
y otra vez su voz escuché.
Y mira amiga,no te preocupes,
que esa tu voz,no se apagará,
que fuiste amiga,mi compañera,
en esos momentos de soledad.
YOLANDA BARRY.