La risa que se muestra desvestida
bañándose en el río de la vida
a pleno sol y a pleno canto,
doblega la bravura de mi hartazgo.
La dicha estuvo dando golpes en mi puerta
y yo no la escuché, no estuve alerta
al llamado legítimo del tiempo
cuando todo mi claustro era un enredo.
La ventana estuvo abierta, sin cerrojo,
y no asomé la vista con asombro
afuera de mi oscuridad irrespirable,
tras la cortina austera,aunque plegable.
Ahora todo es luz,campo radiante,
la savia de esta vida es admirable.
La risa ha puesto música a mis días
y en sus arpegios blancos hay poesía.
Ah, la Risa y su desnuda melodía ¡