Manonle

Olvidando mis raices

Hay arrepentimiento sincero en mi adentro,

un consuelo constante el saber que lo siento,

que al fin y al cabo puedo llamarme,

puedo decir, puedo sentir,

que soy un hombre bueno.

 

Cegaré mi mente y encerraré mi pensamiento

vestido de luto, sólo por hoy, para poder

un día al menos, sonreir con cara de difunto.

 

Consolaré el consuelo que me queda

y jugaré con las vidas de mi vida felina.

Quemaré los textos forjados en mi interior

con el fin de dañar, de aclamar el dolor.

 

Confesaré el testimonio de mi pena 

escrito en tablas penitenciales,para que Dios mire

que le escribo con mayúscula la letra de su Ego.

 

Me respetaré con el debido respeto

que merece un escudero del mal,

arrepentido de atender con presta actitud

a la fuerza derrotadora del Yang.

 

Debilitaré mis fuerzas misántropas

teniendo en cuenta mi salud,

arrasando mis emociones nefastas

sucumbiendo al trato ético y moral

de una sociedad podrida,

pero una sociedad.

 

Arrancaré los matojos de mi cerebro

el musgo que crece en mi interior,

quemaré mis Fragas do Eume

con presto dolor de mi riqueza interior.

 

Nadie volverá a contemplar el significado 

de mi roble pero oscura alma.

Nadie tendrá el placer de tener curiosidad,

nadie podrá nunca más ver y mucho menos mirar.

 

Nadie se consolará de nuevo en mi hombro creyendo

que por una vez habla con Nicolás.

Nadie volverá a ser engañado por una falsa transparencia

ni por una máscara de barato carnaval.

 

Ahora si que encuentro el camino del vacío,

porque si por naturaleza era malo,

y malo querría seguir siendo. 

Una vez que me traiciono y quemo

mis árboles frondosos, por muy negros

que estuvieran, sólo queda un camino,

el camino de la amargura,

el camino de la negrura mediocridad.