Ya que abriste los caminos
Señor, dale fuerzas a mis pies.
Ya que inventaste el árbol
regálale un feliz reverdecer.
Señor, hiciste las estrellas
hazlas resplandecer.
Señor hiciste los ríos
déjalos alegres correr;
Señor tú hiciste los capullos
has que puedan florecer.
Hiciste señor la noche
has el nuevo amanecer;
has que exista el amor
entre el hombre y la mujer,
Señor hiciste los alimentos
danos ganas de comer
hiciste Señor la sabiduría
danos ansias para leer.
Tú que llenaste al mundo de luz
danos ojos para ver,
hiciste al potro brioso
dale campos para correr…
Señor, tú, que la fe creaste
dame esa fe ciega para creer…
Y el señor oyendo mis súplicas,
susurrando me dijo: AMÉN.
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