Existe un espacio mágico,
escondido entre mi colchón y mis cobijas,
es único.
Ahí nada me puede pasar,
ahí duermo tranquilo,
ahí está mi refugio.
No importa si este día fue una caricia con lijas,
si puedo llegar aunque sea a rastras,
ahí podré lamer mis heridas
y nadie me podrá atacar,
ni fantasmas ni lagartijas.