Todo se mueve en los tiempos inciertos
la hereje encía sitúa la corteza
y miro:
figuras vibrantes en que se desborda
una bengala estelar del universo.
El engendro se proyecta en mis hábitos.
Materia de nube densa
reactor de roca
enciende la mecha.
La partícula atmosférica quema la órbita.
Habla mi lecho: desfondado túnel
amplifica el radio etéreo del espacio
flujo constante y delgado cráter
desgañita la chispa.
La semilla abismal revienta en mis dedos.
El papiro infinito desabrocha el mensaje
que se extiende bocabajo.
Dejé pasar la mano herida del horizonte.
El quicio abstracto de mis labios
tiene rostro en miniatura.
(hay tanto asombro)
La coraza ha reflejado un vello confundido del futuro
el demolido polvo levanta la tapa de los siglos
y reverbera la escollera del misterio.
El anillo queda en la nave del abismo
estela de preguntas:
la aguja hipnótica provee epitafios en la palabra
penetra virgen en mi féretro.
La astrónoma linterna se acostó sobre el paisaje
pariendo un relámpago nocturno
embelesó al brocal dorado
fingió un océano:
oculta obsidiana
del universo.
Bernardo Cortés
Papantla, Ver, México