Escribiría mil poemas
de amor y de ternura
si Dios me hubiera dado
el talento de Neruda.
Escribiría mil versos
para mi poemario
si Dios me hubiera dado
el sentimiento de don Mario
Escribiría mil poemas
con juegos de palabras
si Dios me hubiera
dado el alma de sor Juana.
Escribiría lo que quiero
con las más lindas letras
si Dios me hubiera
dado espíritu de poeta.
Escribiría mil poemas
con versos espontáneos
si Dios me hubiera dado
la inspiración de Gabriela.
Escribiría por ejemplo,
que lo seguiré intentando
hasta que Dios me tenga
en este mundo grato.