Tienen los besos robados
un sabor muy especial
nacen fugaz y fugitivos
y se esconden en el mar
Son una estrella que cae
y que en su estela al caer
dejan trazos ilegibles
para quien los pueda ver
Abundan entre la hierba
fáciles de reconocer
por ser una flor muy tierna
que rompe al amanecer
Su tiempo de duración
es limitado y escaso
pero su efecto real,
brillante, como el ocaso
Suelen recurrir a ellos
los amantes indecisos
y pueden de ellos hacer
con destreza buen oficio
Caen, labio sobre labio
Con la premura trémula
sin importar la respuesta
de no ser bien aceptados
Quien nunca un beso robó
puede que entender no sepa
que del amor son el bemol
y la musa dorada del poeta
María Ferretti Gaich.