Desnúdame de tus silencios añil
que me descubro apretada
Y préstame tu mano para salir
de este vacío de piel olvidada.
Yo, que a tus ojos ofrecí
una sonrisa de tierra sembrada,
más, no regaste el jardín
Y se van las primaveras con sus hadas.
Amor del tiempo, amor sin fin
-¿por qué aun palpitas en mi almohada?
Cuando matarte quiero, me haces vivir
Y en mi cama amanezco, de azul, manchada.
Ven pronto, mi amor, recuéstate junto a mí
Que ya yace mi alma helada,
Y en el sendero donde termina el vivir
Suéltame de entre tus brazos ,apagada.
Antonia Ceada Acevedo©
7 de mayo 2012