Ayer me volvio a ver
ese paisaje de niño
las mismas piedras y polvo,
los árboles del camino.
El puente de madera,
donde atravesaron mis sueños,
de poder volar un día
en el avión del ciruelo.
Los adobes de la casa,
donde escondía monedas
que hoy no tienen valor
para la gente mundana.
Me recuerdan esos pequeños,
años lejos vividos.
Cuando solo se tenían,
por el juego sus problemas
hoy como una escalera
éstos se han subido,
a un cúmulos de verdades,
que hoy me tienen sometido.
La diferencia de edad,
está clara y establecida,
mi pelo rubio ahora cano,
mis piernas algo vencidas,
no son capaz de correr
como ese campo corrian.
Pero mis recuerdos grandes
los traigo en mi memoria
y aquí vengo a validar
los años de mi pequeña historia.