\"A veces el corazón está acorralado/ cuando lo obligan a decir,/ por quién late apresurado/ o por quién deja de latir\".
Hay en tus labios ahora algunos fragmentos
de los besos que en determinados momentos
con toda mi pasión en tus labios deposité.
Hay en tu alma unas ráfagas de luz de la mía,
de cuando nos unimos, era un sábado ese día
y con muchísimas ansias, como nunca te besé.
Hay en tus manos un temblor que aún persiste,
como recuerdo del día que tú estabas tan triste
y yo llegué a ti con las mías para acompañarte.
Hay en tu mirada el deseo intenso de gritarme
que a partir de ese día comenzaste a amarme,
aunque yo desde mucho antes ya supe amarte.
Hay en tu piel un aroma a mí que hoy te delata,
con un corazón palpitando por mí que desata
todos tus deseos y ya con tendencia al frenesí.
Hay cierta nostalgia en tus lágrimas salientes
que te revela muy a las claras que tú mientes
al decir con aires de olvido, que no sabes de mí.
Hay una verdad que sale de ti aunque no quieras,
un amor intenso, real, dibujado de mil maneras
con un “te amo” oculto en cada uno de los trazos.
Hay una necesidad que se vuelve desesperación,
por dejar salir de tu pecho lo que grita tu corazón
rendida y entregada como nunca en mis brazos.
Hay un sueño húmedo que por mí tu cama visita,
una imagen que te inquieta, que mucho te excita
y te hace explotar si hasta dormida me nombras
y una decepción de la que tal vez tú me acuses,
cuando luego de verme en tu sueño entre luces,
al despertar veas mi ausencia surgir entre sombras.
Hay una parte de ti, me refiero a una gran parte,
que en ocasiones no deja que puedas controlarte
y exclama a toda voz que soy tu amor, tu hombre.
¿Suena loco? Hay algo que es una locura también,
que al desnudarte a lo largo de tu cuerpo estén
a gritos todos tus lunares repitiendo mi nombre.
Poema original de Álvaro Márquez
Venezuela
Todos los derechos reservados
4/3/2014