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Soy la que se va ligera
con breve equipaje.
Soy la que se va de prisa
con el bolso repleto de ilusiones nuevas,
la que niega el ayer,
la que mira
el mañana.
Soy la que se queda aturdida,
recostada al espejo.
Soy la que se queda
con sueños
marchitos,
atada al presente,
sin ayer,
sin hoy,
sin mañana.
Soy la que se va y la que queda
con las piernas dobladas.
Soy la que se va y la que queda
con la mirada torva y perdida.
Soy la que se va y la que queda
con uñas quebradas.
Soy la que se va y la que queda
con los huesos deshechos.
Soy la que se va y la que queda
con pretensiones quiméricas.
Soy la que se va y la que queda
arrancada a una vida remota.
Soy la que se va y la que queda
con la imagen del tiempo
diluido en tu adiós.
Soy la que se va y la que queda
con la inútil espera
del desaliento final.
Soy la que se va y la que queda
perdida,
agotada,
vencida.
Soy la que se va y la que queda
con las puertas abiertas del férvido pecho.
Soy la que se va y la que queda
con la dulce quimera
de verte tornar.