Como me abraza el tiempo
en estos días tan novedosos
a ti te imprimo este abrazo
que hace mucho se guarda.
En las ruinas de aquel joven
que fuiste y tripulaste
valiente de lo cobarde
hombre fiel de su filosofía.
Hay quienes te odian
por no decir que te aman;
te valoran quienes claman
de ti siempre el buen consejo.
Capataz sin sable,
redil de los demonios
amigo íntimo de lo sabio
terco añil de la experiencia.
De ti siempre la vida alegre
donde se viste humilde tu acento
bondad de pureza y oficio
que encierra tu pecho entre llaves.
Poeta de las historias
que cercenan el silencio
cuando de velas se reemplaza
el ruido artificial de la otra luz.
Sin lágrimas en tu blues
cuando te visita la agonía
tu coraza de acero romano
jamás te expuso al llanto.
Quien quiso seguir tus pasos
de palabra firme y ejecutante
supo bien al instante
que no es fácil ser un Cacique.
Lo que de ti el llano edifique
con el sopor de su suelo plano
donde dormir es tarea en vano
y eso no te lo aprendí.
Tu alambique de enhorabuena
entre risas y parientes
eras tu el sagás teniente
haciendo de bodas lo que es luto.
Tarzán loable, plebeyo complejo
gran pez de terciopelo
con la piel de vino tinto añejo.
tu que jamás en el mundo dejaste
huellas de malos asuntos.
Los que viven te dejan rosas
en las palabras de tu respeto
que no existe pero
que te frene la rutina.
Papá! ¿qué de mi sería?
sin tus avisos de buena gana
por los que gané mala fama
pues nunca aprendí hacer caso.
Y fíjate bien, Dios sin trazo,
a pesar de poner los hombros
no tuve cuidado de los escombros
que dejé cuando transgredía
tu argumento de empírico padre.
Que yo. por mala gana y cobarde
quise ser lo que no te agrada.
jamás ingeniero
jamás importante
y aun así, y sin hacer alarde
a tí, a Cinthia y mi madre
les hice una bella cornisa
a la que llamo con una sonrisa
lo mas bello de mi canción.
Blas Roa