¡Por qué me duele tanto el alma, madre!!!
Todavía recuerdo acariciar su sonrisa,
su mirada clavada en mi alma
abrigándola en las oscuras noches de invierno,
sus pequeños detalles de besos, ternuras y caricias
que enamoraban mi odio,
barrían mis miedos,
y calmaban el bravo río de mi desesperación.
Tranquilo mi niño, no llores más.
Que en el cristalino estanque
bailan miles de solitarios peces,
susúrrales con tu cebo de amistad,
y caerán en tus delicadas redes de amor.
¡Por qué me duele tanto el alma, madre!!!
Ella en una fiesta de colores
danza al ritmo de la brillante música,
su sonrisa ha olvidado las lágrimas de mi corazón,
la rabia desgarra las raices de mis entrañas,
la envidia amarilla camina sin control,
las sombras del odio cubren el árbol del amor.
Tranquilo mi niño, no llores más.
Que en el fresco campo
coquetean miles de blancas azucenas,
riégalas con tu clara agua de sinceridad,
y conseguirás el fruto de su flor, el amor.
¡Por qué me duele tanto el alma, madre!!!
Una rosa tan hermosa nunca volveré a conocer,
y de un alma tan trasparente nunca volveré a beber,
en mis sueños siempre la perseguiré,
porque ella en mi alma gravó su sonrisa
que permanecerá eterna dentro de mi ser,
guardaré todos sus besos en una caja musical,
y por la mañana el rocío de mis lágrimas la recordarán.
Tranquilo mi niño, no llores más.
Que en el cielo azul
brincan miles de risueñas nubes,
coloréalas con tu dorado pincel,
y te regalarán el arco iris de su corazón, el amor.
Ahora duerme, que las heridas que abrasan tus entrañas
el olvido, se las llevará mañana.