Ven por mi, donde sea que estés escucha mi voz, ven a rescatarme de este sórdido abismo aislado de la luz de tu ser. Ven y cura mis llagas y heridas, acaricia mi piel más fría que el hielo. Susúrrame al oído las dulces palabras del te amo, alimenta mi alma con tus besos, has funcionar mi corazón con tu presencia.
Abrázame fuertemente con tus alas, exorcisame de la mentira con tu preciado amor. Pero yo me pregunto porque me has abandonado tanto tiempo, intentando convencerte de que no te amo, procurando mantener vigente el dolor que te genera la distancia que nos separa.
Porque no escuchas las voces de tu conciencia y madurez, que ellas sabrán aconsejarte mucho más mejor que la amistad. Si pides consejos a los viejos, jamás te equivocaras, mas siempre ellos te hablaran con la voz de la sabiduria.
Yo estoy perdiendo todas mis fuerzas, siento que sin ti cada día me estoy muriendo. Me aferro a la imagen de tu bello rostro plasmado en una fotografía y mi dolor se intensifica. Y yo siendo un cazador inexperto he caído en mi propia trampa de mentiras, me he encerrado en mi propio laberinto y me ha costado encontrar la tan ansiada salida.
Con tu ausencia he vuelto a caer en las tinieblas, gélido mundo en el que yo solo habito, mundo donde yacerá mi cuerpo hasta la aproximación de las fauces de la muerte.
La vida y el destino son parte de un embrujo inmortal, donde yo por ser su complice he sido prisionero de mi mismo. Te lo suplico amor mio, ven por mi no me dejes solo en este lugar, acaba con mi dolor, dale sentido a mi vida, no me dejes morir.
Y si tu orgullo y rencor te sujetan, déjame que me desvanezca lentamente en la soledad. Para que así tu conciencia comprenda, que fue mi lucha la que te dijo… la verdad.