El vértigo infinito del invierno
estremece mi alma adormecida,
tras un siglo de espera,
para saber de mi soledad,
para saber de mi vida
Infinitas huellas,
laten en mi corazón,
sigo un camino imperecedero
para llegar hasta tu alma,
para amanecer despiertos,
para amarnos sin fin,
sin medida y son razones.
Infinita,
mujer de mi vida,
compañera de viaje,
amante de mis sueños,
defensora de pregones,
hacedora de ternura.
Infinita,
la palabra que sale de
mis manos,
al no tenerte a mi lado,
que infinita razón
tendré para seguir.
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Carlos Dos Santos Daniel