No me llenes de amor,
que no estoy lleno,
que no bebo del agua de tu fuente,
que los pétalos de mi boca
no lo sienten materialmente,
que el jardín que cultivo no florece.
que la brisa de tus montículos
-de erizados pezones-
no me acarician...,
que los trigales de tu vientre
no se apegan a mi huerto en ciernes,
que el cauce sonrosado de tu río
no me moja abundantemente,
que columnas de,sedosidad
no me dan la sedosidad
-rosa y clavel distantes-,
que las abejas no me dan la miel,
que tus ojos no viven.
que la almohada no es ardiente...,
que las sábanas rosas
no me perfuman...,
que tus transparencias no tientan
la tentación,
no imprimen el deseo carnal.
No me llenes de amor...
Lléname de amor paseando
-entrelazadas
las manos-,
cayendo tu belleza en mí,
subiendo a la cima del monte
Tabor,
paseando, cogidos de la mano,
por la ribera
del río
-asomado el encaje de tu escote
en uve-,
viéndote la hermosura de tu fuego,
esparcido por las espaldas
tu pelo,
de anillo -de oro y miel-
ceñido el dedo,
zarcillos cuelgan,
collar,pulsera,
vestido
de seda,
realzando tu belleza sin par,
notando la realidad física
de tu amor físico
-no imaginadamente inanimado-
sin los remilgos
de la fruslería poética...
-salvador-