La lluvia ha tomado la tarde,
baña los tejados, cae acompasada
en claro concierto con mis sueños
a iniciar un viaje vespertino,
acompañada de
los mimos que se escaparon
a la luz de la luna
y cada día sueño.
Los golpes de cada gota
buscan mi corazón
que no quiere abandonar
los recuerdos,
que decide ir en tú busca
sobre el brillo de una chispa
que le bañe el alma.
Las luces del atardecer
anuncian la llegada de la luz
que en breve se apoderará
del manto de la noche
y vestirá mil fiestas de amor,
en mi jardín las flores se han marchado
siguen en busca del eclipse lunar,
de la conjunción con
la hora del crepúsculo.
Es hora de sembrar en
el astro nocturno
las ilusiones de ayer para mañana,
de regar semillas de futuro,
es hora de amar sin sumas ni restas
rentabilizando cada segundo de vida,
de vivir sin reservas,
porque la luna un día puede decir adiós,
porque las noches pueden quedar vacías,
porque el amor no siempre nos visita,
porque en su camino pocas veces
hay sitio para dos.